Lo reconozco: mi relación con Amaral ha tenido sus más y sus menos. Puedo decir que descubrí a este dúo en su primer disco (1998) en un directo en Astorga que me conquistó (con Rosita como himno). Una pequeña parte del mundo (2000) fue para mí la confirmación de lo que intuía. Y Estrella de mar (2002) la confirmación para el resto del mundo, lo que supuso mi desencanto. No porque sea una gafapasta que gusta de la música de unos pocos, sino porque fue un desgaste brutal de sus canciones en la radio minuto sí, minuto también. Así que Pájaros en la cabeza (2005) y Gato negro, dragón rojo (2008) fueron el distanciamiento, pero siempre con una cosa clara: son uno de los grupos de mayor calidad que tenemos por estos lares.
Con su último álbum ha llegado la reconciliación. Y es que esta canción es para mí, estos días, la banda sonora de mis días.
Letra:
Estaríamos juntos todo el tiempo
Hasta quedarnos sin aliento
Y comernos el mundo, vaya ilusos.
Y volver a casa en año nuevo.Pero todo acabó y lo de menos
es buscar una forma de entenderlo.
Yo solía pensar que la vida es un juego
Y la pura verdad es que aún lo creo.[estribillo]
Y ahora sé que nunca he sido tu princesa
Que no es azul la sangre de mis venas
Y ahora sé que el día que yo me muera
Me tumbaré sobre la arena
Y que me lleve lejos cuando suba… la marea.Por encima del mar de los deseos
Han venido a buscarme hoy los recuerdos
de los días salvajes, apurando
el futuro en la palma de nuestras manos.[estribillo]